Lucas Carrasco: Crónica de un bloggero abusador

Sofìa O. es una de las denunciantes penales contra el bloggero y ex panelista de “6,7,8” Lucas Carrasco. Si bien son cuatro las que se presentaron ante la justicia hay más de veinte chicas que se ofrecieron a dar testimonio sobre los acosos sufridos. Abuso sexual con acceso carnal es la carátula que lleva la causa contra el bloggero entrerriano.

Sobre lo publicable

En 1994 Kevin Carter, un fotógrafo sudafricano, publicó una fotografía que le valió un premio Pulitzer. En la imagen se veía a un niño sudanés famélico acuclillado delante de un buitre, que parecía esperar pacientemente la muerte del chico. La publicación de la fotografía abrió un gran debate sobre un tema fundamental: qué es lo mostrable y qué no.

Como periodistas, nos vemos atravesados constantemente por este dilema. ¿Tienen las escenas más sangrientas un mayor potencial para transmitir mensajes? ¿Es mejor mostrar la verdad en toda la dimensión de su crudeza o resulta preferible matizarla, aunque sea con metáforas, para proteger a las historias, los testigos o los hechos? Como periodistas populares, la ética y la honestidad son probablemente nuestro principal escudo.

Después de terminar la entrevista con Sofía me fui preocupado. No sabía cómo iba a poder transmitir todo lo que me había contado. Eran hechos fuertes, ultrajantes, repugnantes. Me indignaba oirlos de su boca: pensaba en mi vieja, en mi hermana, en mi novia, en mis compañeras. Pero ella los contaba con un tesón y una valentía que me inspiraba a reproducirlas lo más fielmente posible. Porque hay veces que la verdad duele, pero duele más callarse esas verdades. “¿Hay algo de todo lo que me hayas contado que querés que no publique?”, le pregunté antes de irme. “Solo los nombres de las chicas. Para cuidarlas”.

Acá, como pude, comienza la historia de Sofía y el abusador Lucas Carrasco.

Ya nos nos callamos. Historia de un abuso

“Lo conocí a través de la militancia, en febrero de 2013. En ese momento yo era parte de La Cámpora. El me agregó a Facebook y me empezó a hablar. Insistía con vernos, que me tomara un taxi para visitarlo en horas de la madrugada”.

Sofía tiene 25 años y estudia Derecho en la UBA. Antes de entrar al café se termina el pucho, y ni bien nos sentamos en una de las mesitas del fondo, comienza a comentarme su historia. “Yo accedo a verlo a los dos días, y voy a su casa. Vamos a tomar algo afuera, porque había venido su hermana de Entre Ríos. Cuando la hermana se fue volvimos a la casa. Él estaba tomando cerveza hace un mucho”. Carrasco se define como “bloggero”. Fue panelista de “6,7,8”, trabajó en “Duro de Domar” y actualmente labura en una radio de Entre Ríos.

“Fue todo consentido hasta el momento en que me recostó en el colchón de espaldas y me penetró sin mi consentimiento. Para mí ese momento fue eterno, aunque duró apenas cinco minutos. Cuando le pregunté hasta cuando iba a seguir, me respondió “hasta que te acostumbres”. Junté mi ropa como podía y me metí al baño. Me daba miedo incluso bajarme los pantalones. Volví a la pieza. Él estaba en el escritorio con su notebook y me preguntó si me molestaba que tomara merca. Le contesté que no tenía problema pero por dentro pensaba “mientras no me toque un pelo, que haga lo que quiera”.

Sofía relata su historia con una integridad que sorprende. Durante toda la entrevista se la ve firme, convencida de contar lo que le pasa. Comenta que fue importante conocer a Lucía, otra de las denunciantes, que leer su posteo y compartir su experiencia la llevó a vencer el miedo, a contar lo que le había pasado. Hasta el momento de la denuncia sólo había podido hablarlo con sus dos mejores amigos. “Al principio no quería contarlo, creía que iba a ser más fácil si lo mantenía en silencio. Por suerte nos acompañaron muchas personas. Las periodistas de Matria, APU, Nan, Marcha y La Primera Piedra nos ayudan hasta hoy con los mails y la página de Facebook”.

Esa fue la única noche en que Sofía vio a Lucas Carrasco. El bloggero, cínico y provocador, fiel a su estilo, salió a responder hace pocos días en el diario La Nación. Dijo que todo fue consentido, que no hubo delito. “Soy mujeriego”, fue su única respuesta.

“Después de haberme penetrado me empezó a hablar de los medios, de Duro de Domar. Me leyó un texto de su blog y ahí quiso tener sexo de nuevo y se volvió a poner violento. Tuve que hacerle sexo oral un montón de tiempo hasta que le dije que no podía más, que me dolía, que tenía acalambrada la boca. Entonces se puso merca él y me puso merca en la boca. Después llegó la hermana y pude tranquilizarme, pensé “este tipo, más de lo que hizo, no va a hacer”. Tuve que convencerlo durante media hora para que me abriera la puerta y me dejara ir. Le mentí y le dije que me iba a militar, pero me fui a la casa de mi mamá”.

Pienso en lo poco que sé de feminismo, y en lo mucho que necesito aprender. Pienso en el ultraje que sufrieron Sofía y todas las demás pibas. En lo difícil que va a ser contar esta historia siendo varón, en lo jodido de tener unos privilegios heredados, que desprecio profundamente, pero que igual a veces reproduzco. Pienso en lo valiente que es ella, cuando se para frente al grabador y destierra el silencio. Aunque se nota que duele, escupe todo, lo cuenta, lo transforma en palabra. Le digo que me parece una mujer muy fuerte. “Tengo mis días. Hoy por ejemplo es un día en que lloraría mucho. Es que quiero seguir con mi vida normal, quiero que este tema se cierre, pero si tengo que seguir con esta lucha la voy a seguir hasta el final”. Cuando dice esto no llora: las únicas lágrimas que deja caer llegan cuando habla de sus viejos, del dolor que tienen, de lo difícil que resulta todo esto para su familia. “A mis viejos les rompió el corazón en pedazos”. Me dan ganas de abrazarla, pero la acabo de conocer. Me contengo y ella se seca las lágrimas.

El consuelo de los Justos

“No se si me va a sanar que el tipo esté preso, pero es una forma de pararlo”.  Cuando Sofía leyó el posteo de Facebook de Lucía sintió que ella misma podría haber escrito esas palabras. “Me contacté con ella al toque porque era muy parecido lo que nos había pasado. En julio de 2016 nos juntamos y decidimos hacer la denuncia. Ahora está tipificada como abuso sexual con acceso carnal”.

La causa se encuentra en en la Fiscalía N°26 luego de que la derivara allí el Juez Nacional Manuel de Campos. La llevan adelante Matías Busso y Natalia Dalessandro, dos abogados que además de acompañar el caso y a las cuatro denunciantes siguen de cerca los testimonios de la veintena de chicas que se ofrecieron para sumar sus voces a la causa. “Estamos recabando muchas denuncias. La causa se inició con cuatro, a las cuales nosotros querellamos, pero ya recibimos 19 testimonios más y estamos tratando de sistematizarlas a través de la UFEM (la unidad fiscal especializada en violencia contra las mujeres)”, explica Busso.

“Cuando esto se hizo público se contactaron 22 pibas hablándonos, la mayoría sobre acoso, aunque hay tres o cuatro que nos comentaron sobre situaciones de abuso sexual. Varias de ellas eran menores en aquel momento. El 95% de las chicas que nos escribieron quieren aportar. Hay mucha prueba pero hay que ordenarla”, agrega Sofía.

Sofía se va y yo me llevo todo esto. Decidido a ponerle nombre a todos los sucesos: que la penetración se llame penetración, que el sexo oral sin consentimiento sea sexo oral sin consentimiento y que el dolor de las pibas se transforme en la fuerza de muchas más para vencer el silencio. La verdad a veces duele y a veces cuesta contarla, pero es el mejor arma contra la opresión, la complicidad y el silencio.

Si sufriste cualquier tipo de violencia por parte de Lucas Carrasco y te gustaría contarla, o tenés un testimonio que sumar a la causa de sus denunciantes, podés escribir a yodenuncioalucascarrasco@gmail.com.

Compartí

Comentarios

Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.