Billetera mata boleta

El Gobierno encara la recta final hacia las PASO con tres malas noticias económicas: se dispara (y sale a contener con reservas) el precio del dólar y el valor de los alimentos; baja el consumo minorista y la mayoría de los salarios del sector productivo formal pierden con la inflación. Qué pasa con los trabajadores informales.

El precio de los productos alimenticios básicos subió un 5 por ciento en el último mes, según reveló ayer la Cámara Argentina de Supermercados. La escalada del dólar de la última semana se trasladó sin mediaciones al precio final de los alimentos en góndola, a contramano de lo que -al menos públicamente- sostiene el Gobierno. «No nos preocupa el dólar», insistió ayer Mauricio Macri en el cierre de campaña de Cambiemos en Ferro. A media hora de allí, en plena city porteña, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, se encontraba en pleno frenesí de emisión monetaria -fueron más de 600 millones de dólares- para contener una corrida en puerta. Al final del día, la moneda norteamericana se estabilizó apenas por debajo de los 18 pesos, pero sigue siendo un tema de atención especial en La Rosada, pese a que se diga lo contrario: millones de votantes llegarán el domingo al cuarto oscuro sin saber cuánto va a valer su sueldo el lunes siguiente.

Pese a los «brotes verdes» prometidos por los candidatos de Cambiemos, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) registró que en julio las ventas minoristas bajaron un 1,7 en comparación con el mismo mes del año anterior, que ya de por sí había sido malo en términos de consumo, porque por entonces comenzaban a repercutir con fuerza las consecuencias de las primeras medidas económicas del Gobierno. Y aunque las espadas electorales del macrismo sostienen que la inflación «está bajando», el propio INDEC ubicó la inflación del mes previo a las Paso en el 2 por ciento. «No fue por el dólar», dejaron trascender desde el equipo económico encabezado por Nicolás Dujovne, sino «por la suba de la nafta», lo que hizo crecer los precios. Lo que desmiente la explicación oficial es el propio índice de los supermercados: por la estructura primaria agroexportadora del país, lo que más influye en el precio final de los alimentos es el precio del dólar.

Ayer, la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires dio su propio número: 1,8 por ciento de inflación en julio , 15 por ciento de alza en lo que va del año. Es decir, a tres puntos de la inflación anual prometida por Sturzenegger y que pretendió usar el Gobierno como referencia para las discusiones paritarias. Con algunos gremios tuvo éxito y -salvo algunas excepciones como camioneros y bancarios- logró imponer paritarias apenas por encima del 20 por ciento. Entre agosto y septiembre, la mayoría de los gremios cobrarán la segunda cuota de aumento pactada, pero aún así, habrán perdido contra la inflación. Los gremios más afectados son dos: el de comercio, el más numeroso del país y bajo cuyo convenio se encuentran los salarios de mas de un millón de empleados, y los estatales. El salario promedio básico de ambos convenios gira en torno a los 12 mil pesos.

La baja en el consumo de alimentos fue uno de los reclamos principales de las agrupaciones de la economía informal (CTEP, CCC y Barrios de Pie) con fuerte inserción en los barrios de trabajadores y desocupados, que reclamaron el lunes en Plaza de Mayo la Emergencia Alimentaria. «En los barrios efectivamente se dio una caída drástica en el consumo de los alimentos esenciales de la canasta básica», le dijo a El Grito del Sur Gildo Onorato, referente de la CTEP, horas después de la movilización.

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El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
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