Hackear el (cis)tema

Desde La Cámpora y FE.TRA.E.S. lanzaron “Transistemas”, un taller de programación para personas travestis, trans y no binaries. ¿El principal objetivo? romper el binarismo en el área de la informática.

El colectivo travesti y trans no solo tiene una esperanza de vida de menos de cuarenta años, sino que en la mayoría de los casos queda relegado a una subsistencia precaria apartado del acceso a la vivienda, la educación formal y al trabajo. Según ATTA (Asociación de Travestis y Trans Argentina) solo el 18% de la población travesti y trans accedió al trabajo formal. A esto se suma que aunque 5 provincias argentinas (Chubut, Chaco, Rio Negro, Santa Fe y Provincia de Buenos Aires) ya aprobaron la Ley de Cupo Laboral travesti-trans aún ninguna lo cumple. En Provincia de Buenos Aires si bien la ley se sancionó en 2015 su reglamentación estuvo parada cuatro años, hasta que Marìa Eugenia Vidal la hizo efectiva apenas unos días antes de terminar su mandato.

Para contribuir a revertir este panorama desde La Cámpora y FE.TRA.E.S. (Federación de Trabajadores de la Economía Social) se impulsó “Transistemas”, un curso gratuito de formación en informática para personas travestis, trans y no binaries. El curso tendrá como objetivo principal dar herramientas e impulsar a que les alumnes proyecten salidas laborales relacionadas con la tecnología.

Raysa Alanes es desarrolladora web, trabaja en la industria del software y es una de las capacitadoras de “Transistemas”. Raysa explica que la mayoría de les que se dedican a la informática son varones cis y, si bien le parece fundamental que también aumente el número de mujeres cis, cree que es momento de darle espacio a otras identidades. “Las primeras en estudiar computación en la década de los años 70’ eran las mujeres. A medida que se fue profesionalizando y aumentó el potencial se comenzó a apartar a las minorías”, cuenta.

Asistentes al curso «Transistemas»

Según las estadísticas de Mujeres Programadoras en el período 2010-2015 hubo 102.800 nuevas inscripciones de carreras relacionadas con la programación. Del total, el 83,98 por ciento de los inscriptos fueron varones cis.

Lorena Sanchéz es militante de La Cámpora y formó parte de la organización de “Transistemas”. Para ella es importante salir del paradigma del trabajo que le asigna los empleos más precarizados y peor remunerados a ciertas poblaciones, especulando con la falta de opciones. “Yo no estoy en contra de que una compañera quiera poner una peluquería o dedicarse a cocinar, pero es necesario avanzar hacia otras oportunidades. Con lo expulsadas que estamos del sistema y de la educación no queremos seguir apartándonos de la tecnología. En un momento en el cual la mayoría de los trabajos dependen de usar una computadora no brindarle herramientas digitales a las compañeras es totalmente injusto”, explica.

Asímismo recalca que es importante pensar las limitaciones de la propia Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans. Si bien la norma -que en muchos casos aún es proyecto- asigna un 1% de los puestos de la administración pública al colectivo transexual, travesti y trans, la posibilidad de ocupar esos cargos sigue siendo restrictiva para quienes no tuvieron acceso a la educación formal o la militancia política. Además no rige en el sistema privado, lo cual limita la cantidad de vacantes. “El cupo laboral no es para todas, todos ni todes, es para quien tenga un mínimo de conocimiento de computación, administración o política. Muchas compañeras recién en estos últimos años han podido insertarse en la universidad o en la educación secundaria y ni hablar de que hay muchas a las que ni siquiera les interesa. Como sociedad tenemos barreras que superar, no puede ser que avanzamos tanto en tecnología y seguimos en muchos casos con una mentalidad del 1800”, manifiesta Lorena.

Las primeras clases del curso se basarán en una alfabetización digital, introducción al uso de la computadora y armado de CV. Después se profundizará en Testing, es decir pruebas de software que permiten testear la calidad del producto. “Estos conocimientos son bastante recomendables para gente que no tenga conocimientos de lógica y programación. El testing te da un acercamiento a los procesos de desarrollo de programas y aplicaciones y hoy en día hay puestos específicos de esto, lo que significa una salida laboral directa para les asistentes al curso”, explica Raysa, quien apuesta a que se realice una segunda edición del curso con contenidos más específicos. Sobre la importancia de abrir el juego a otras identidades no binarias en el área informática la programadora opina: “Al día de hoy la tecnología es utilizada por todes, tanto por personas cis como trans y no binaries. Sin embargo, aún existen sesgos de género, incluso softwares que son racistas porque los que terminan desarrollando estas tecnologías son siempre personas que forman parte de un mismo sector de la sociedad: varones blancos cis universitarios. Se sabe que mientras más diversidad haya, más creatividad y se encuentran soluciones más inclusivas y diversas. Hoy tanto en el sector privado como público hay un montón de vacantes en estas especialidades y las personas trans no acceden a la oferta laboral formal porque no cumplen los requisitos”.

El martes pasado se realizó una charla introductoria donde les participantes contaron sobre sus experiencias como programadores y trabajadores de áreas de comunicación y ayer comenzaron efectivamente las clases en “La casa Compañera Martina Chapanay”, ubicada en Rivadavia 1377. Como la cantidad de participantes superó las expectativas -ya llegan a 25-  desde «Transistemas» se están recibiendo donaciones de computadoras de todos los modelos, incluso sin funcionar.

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